CULLERA LAICA PRESENTA UN DOCUMENT A LA VII JORNADA LAÏCISTA D’EUROPA LAICA, Madrid, 5 de febrer de 2011

El passat 5 de febrer, va tindre lloc en el Saló d’Actes de l’Ateneu de Madrid la VII Jornada Laïcista d’Europa Laica, amb diversos panels, debats i conferències, com ara la d’Ana Mª Valero, Doctora en Dret Constitucional, titulada “La libertad de conciencia de los menores de edad”, o la presentació del llibre de vàrios autors “Aprender sin dogmas – Enseñanza laica para la convivencia”, el qual recomanem. Així mateix, Cullera Laica va presentar per a la Jornada un document que considerem d’interés, per la qual cosa el reproduïm a continuació:

Estratagemas contra el avance de la laicidad (I)

La laicidad se fundamenta en los principios jurídicos y éticos supremos de la libertad y la igualdad, reconocidos en la Constitución Española y en la Declaración Univesal de los Derechos Humanos. Sin embargo, y a pesar además de la declaración constitucional expresa de la aconfesionalidad del Estado, en España todavía persisten elementos y prácticas confesionales, incompatibles con los principios más elementales de una auténtica democracia. Uno de estos elementos es la presencia de símbolos confesionales en espacios públicos, porque suponen una identificación de la res publica, o de una determinada institución pública, con una determinada doctrina, y por lo tanto una forma de imposición y de discriminación de la ciudadanía por razones de pensamiento.
Ante las crecientes demandas ciudadanas de retirar los símbolos confesionales de los espacios públicos, los sectores de la sociedad más privilegiados y los políticos más autoritarios, erigen todo tipo de estratagemas a fin de seguir manteniendo sus privilegios institucionales y seguir imponiendo sus legítimas creencias al conjunto de la ciudadanía. Una de estas estratagemas, de la que Cullera Laica ha sido testigo, consiste, en definitiva, en atribuir al cristianismo el fundamento de los Derechos Humanos. Así, cualquier reivindicación a favor de la laicidad es presentada por estos sectores sociopolíticos como un ataque, en última instancia, contra los propios cimientos de los derechos humanos.
Sin embargo, y desde el más sincero respeto a las creencias religiosas, hay que denunciar que el reconocimiento de los Derechos Humanos se ha forjado muchas veces precisamente a pesar del cristianismo. Además de las tremendas atrocidades en todos los órdenes que se han perpetrado “en nombre de Dios”, en lo estrictamente relativo al reconocimiento de los derechos humanos y particularmente de la libertad de conciencia y religiosa, debe recordarse la condena que hizo el papa Pío VI de la Déclaration des droits del Homme et du Citoyen (1789), antecedente preclaro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Encíclica Quod aliquantulum, 1791); o la condena de la libertad de conciencia por parte de Gregorio XVI (Encíclica Mirari vos, 1832); o de la libertad de culto, esto es religiosa, por Pío IX (encíclica Quanta cura, 1864); o sin ir más lejos, que el Vaticano todavía no haya firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Así pues, resulta cuanto menos cuestionable arrogar al cristianismo o a la herencia cristiana la conquista de los derechos humanos, en particular la del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, o religión. Muy al contrario, la conquista de este derecho fundamental aparece indisociablemente unida al laicismo.

Cullera Laica, febrero de 2011